los esconjuraderos, habituales en el pirineo aragonés, son construcciones de planta cuadrada abiertas a los cuatro puntos cardinales. su función/utilidad andaba a medio camino entre la religiosa y la mágica. situados en alto y junto a iglesias servían principalmente para conjurar las tormentas (ahuyentarlas o implorar que no cayera pedrisco en el termino, la ruina de un pequeño mundo dependiente de las cosechas). además podían ser utilizados para ahuyentar otros males o a las brujas, sin duda el mal mas temido en el mundo rural pirenaico.
domingo, 9 de septiembre de 2007
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